Wednesday, February 14, 2007

El Cambio


Hace unos días hubo bastante ruido respecto a un cambio de funcionarios en el Instituto Nacional de Estadística y Censos, el Indec entre nosotros. Este organismo, que de Instituto nunca tuvo mucho, es un apéndice del Ministerio de Economía desde que el Gran Mentiroso se hizo cargo del poder en 1989. En los verdes años ´90, Cavallo organizó concursos para la designación de Directores por el término de cuatro años. El concurso lo manejó una consultora, que propuso los nombres para los cargos. No se sabe si la consultora ganó alguna licitación o concurso para hacer esto, o si el liberal fundamentalista le dijo al dueño de la consultora “Che flaco, haceme un favor”. Tampoco se supo si entre los seleccionadores había alguien que supiera algo de estadística. Y los cuatro años pasaron, y nada. Ahora, parece ser que para resguardar la independencia de criterios del Indec se propone que sea autárquico. Le guste o no a mucha gente, l’Indec es una especie de Auditoría General de la gestión del Ejecutivo en el mediano y corto plazo, si se hacen bien las cosas. Índice de Precios, Pobreza, Ingresos, Desempleo, Exportaciones, etc., etc., son indicadores que dicen como va la gestión, quién pierde y quién gana. Entonces, aunque sea autárquico, siempre tendrá de director la mujer de un ministro, o el cuñado de un ministro, o un vecino del presidente cuando era gobernador. Porque así funciona la cosa “en este país”. Cualquiera sea el presidente. Y el director general designará a los directores que tengan buena cintura, que estén amaestrados, que interpreten las medias palabras. Estos, a su vez, si pueden, seleccionarán gente que no les haga mucha sombra, por las dudas. Y así para abajo. Así andamos. Así salen, por ejemplo, cosas ridículas como el plan de préstamos para vivienda de inquilinos. Más de 100.000 consultas, 300 préstamos acordados. Seguramente, idea de un Director Nacional.
Entre muchas estupideces que se han dicho en estos días sobre el cambio, está esa de que el Indec era (hasta hace unos días) un dechado de precisión y alta tecnología. Alguna gente sabe, pero el que sabe no habla, que el censo de población del 2001 fue el peor censo hecho en cien años. Lo hicieron en medio de una huelga de maestros, con canas, gendarmes, bomberos voluntarios, gente de la JR, buscavidas y así por el estilo. Todos ellos rejuntados en el día, sin entrenamiento y sin supervisión. Además de la huelga, problemas muy serios en los instrumentos de recolección, que hacen imposible juntar hogares con viviendas. “Si no ganamos las elecciones, ganaremos el Censo” le atribuyen algunos malintencionados al Chupete. Luego del Censo, hay que hacer algunos chequeos, algo muy técnico. Nunca más se supo. Todos los monos que están ahora, salvo el director, estaban entonces. Nunca hubo lío, nadie dijo nada, ninguna renuncia. Nacht und Nebel.
Lavagna salió a ironizar sobre el cambio de funcionarios. Algunos políticos, cuando entran en campaña parece que adquieren el síndrome de Creutzfeldt-Jakob de la noche a la mañana. El también rajó a un director, porque no le gustaban los índices. Quería poner (el también!) los precios oficiales y no los relevados en el costo de la canasta básica para el cálculo de la pobreza. Y Lavagna puso a un sociólogo, experto en migraciones internacionales, funcionario internacional durante muchos, muchos años. Y el sociólogo en jefe entró en el Indec, con dos docenas de sociólogos como asesores. Debe tener buen estómago, pues se tragó el batracio de que lo puentearan desde Economía al remover a la profesora de matemáticas, sin chistar. Buena gente los sociólogos, pero todo el mundo sabe que tienen más afinidad por los bersos y sonetos que por los números y las ecuaciones. Y que hacer con el Indec? Sacarlo de la órbita de Economía y llevarlo a otro Ministerio. Propongo el de Salud Pública. Nunca a la Jefatura de Gabinete, porque el Jefe tiene bigotes.

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