Friday, March 03, 2006

Kalifornia

Hace unos días ocurrió algo inusual en el mundo. Un condenado a muerte no pudo ser ejecutado porque no se consiguió el verdugo apropiado. Hasta ahora no había ocurrido que alguien que debía ser ejecutado por el Estado, para escarmiento y castigo, no consiguiera su verdugo. Tal vez porque el método no era muy complicado, prender una fogata, apretar un gatillo o mover una palanca.
Pero como en los Estados Unidos se preocupan de que los reos no sufran en sus últimos momentos inventaron la compasiva inyección letal, compuesto de tres sustancias químicas suministradas sucesivamente. La primera es un anestésico general que tiene que sumir al reo en la inconsciencia, las otras dos se encargan de paralizar la respiración y el corazón.
Arnold Schwarzenegger, alias Terminator, el Gobernador de California, ya había denegado clemencia, cuando el reo interpuso un recurso ante la Corte diciendo que si no estaba adecuadamente sedado la pena seria cruel e inhumana debido al sufrimiento que causan las drogas paralizantes. Contaba con un argumento importante, un artículo publicado en la revista médica británica The Lancet (Lancet 2005; 365: 1412–14 ), que dio a conocer los resultados de las autopsias realizadas a los ejecutados en 5 estados de la Unión mediante inyección letal.. En resumen, este informe indica que el 88% presentaba dosajes en sangre del anestésico inferiores a las necesarias para cirujía, y que el 43% de los ajusticiados estaban posiblemente conscientes, ya que la concentración en sangre del sedante era compatible con ese estado y por lo tanto sufrieron como marranos. En consecuencia, el juez dispuso que en la inyección letal la suministrara personal médico especializado y no verdugos aficionados como había sido el caso hasta entonces. Los médicos, que no habían opuesto reparo en presenciar las ejecuciones y extender los certificados de defunción, se negaron a oficiar de verdugos y la ejecución fue pospuesta indefinidamente. Un pequeño paso adelante, pero siempre es así cuando se empieza un largo camino, como dijo alguien.Tal vez en esta situación incidió el hecho de que Terminator negara clemencia en enero a un viejo de 76 años, diabético, ciego y sordo, que se desplazaba en silla de ruedas, y que fue ejecutado. En agosto del año pasado había sido revivido de un paro cardíaco

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