Thursday, November 19, 2009

La Obediencia

Los párrafos que siguen pertenecen al relato del Dr. Max Aue, oficial de la SS, protagonista de la novela “Les Bienveillantes” , premio Goncourt 2006, de Jonathan Littell.

Pues a la víctima la trajeron otros hombres y su muerte la decidieron otros diferentes y también el que dispara sabe que no es sino el último eslabón de una cadena larguísima y que no tiene que hacerse más preguntas que las que se hace el miembro de un pelotón que, en la vida civil, ejecuta a un hombre que las leyes han condenado como es debido. Quien dispara sabe que es el azar el que determina que dispare él, que un compañero acordone y otro más conduzca el camión. Como mucho, podrá intentar cambiarles el sitio al guardián o al conductor. Otro ejemplo, sacado de la abundante literatura histórica más que de mi experiencia personal: el del programa de exterminación de los inválidos y los enfermos mentales, llamado «Eutanasis» o «T-4», que se creó dos años ntes que el programa «Solución Final». En ese programa, a los enfermos, seleccionados mediante disposiciones legales, los recibían en un edificio unas enfermeras profesionales que registraban la entrada y los desnudaban; unos médicos los examinaban y los llevaban a un cuarto cerrado; un operario abría el gas; otros, limpiaban; un policía extendía el certificado de defunción. Cuando, después de la guerra, interrogaron a esas personas, todas dijeron: «¿Culpable yo?». La enfermera no mató a nadie, se limitó a desnudar y a tranquilizar a unos enfermos, gestos habituales en su profesión. El médico tampoco mató a nadie; sencillamente confirmó un diagnóstico, ateniéndose a criterios fijados por otras instancias. El peón que abre la llave del gas, esa persona que es, pues, la que se halla más próxima en el tiempo y en el espacio al asesinato, realiza una operación técnica bajo el control de sus superiores y de los médicos. Los obreros que vacían el cuarto realizan una indispensable tarea de saneamiento, y muy repugnante además. El policía sigue el procedimiento reglamentario, que es dejar constancia de un fallecimiento y de que ha sucedido sin vulnerar las leyes vigentes. ¿Quién es culpable, pues? ¿Todos o nadie? ¿Por qué iba a ser más culpable el operario encargado del gas que el operario encargado de las calderas, el jardín o los vehículos? Igual sucede con todas las facetas de esa gigantesca empresa. ¿Es culpable, por ejemplo, el guardagujas del ferrocarril de la muerte de los judíos a quienes encarriló hacia un campo? Ese obrero es un funcionario, lleva veinte años haciendo el mismo trabajo.Desvía los trenes ateniéndose a una disposición, no tiene por qué saber qué hay dentro de esos trenes. No tiene culpa de que transporten a los judíos, mediante el cambio de agujas que él hace, de un punto A a un punto B, en donde los matan. Y, sin embargo, ese guardagujas desempeña un papel crucial en el trabajo de exterminio: sin él, el tren de judíos no puede llegar al punto B. ........

Que quede claro, una vez más: no intento decir que yo no sea culpable de tal o cual hecho. Soy culpable, y vosotros no, estupendo. Pero, pese a todo, deberíais ser capaces de deciros que lo que yo hice vosotros lo habríais hecho también. A lo mejor con menos celo, aunque quizá también con menos desesperación, pero, en cualquier caso, de una forma o de otra. Creo que puedo afirmar como hecho que ha dejado establecido la historia moderna que todo el mundo, o casi, en un conjunto de circunstancias determinado, hace lo que le dicen; y habréis de perdonarme, pero hay pocas probabilidades de que vosotros fuerais la excepción, como tampoco lo fui yo. Si habéis nacido en un país y en una época en que no sólo nadie viene a mataros a la mujer y a los hijos sino que, además, nadie viene a pediros que matéis a la mujer y a los hijos de otros, dadle gracias a Dios e id en paz. Pero no descartéis nunca el pensamiento de que a lo mejor tuvisteis más suerte que yo, pero que no sois mejores. Pues si tenéis la arrogancia de creer que lo sois, ahí empieza el peligro. Nos gusta eso de oponer el Estado, totalitario o no, al hombre vulgar, chinche o junco. Pero nos olvidamos entonces de que el Estado se compone de hombres, más o menos vulgares todos ellos, cada cual con su vida, su historia, la serie de casualidades que hicieron que un día se encontrara del lado bueno del fusil o de la hoja de papel, mientras que otros se encontraban del lado malo. Muy pocas veces ha escogido uno ese itinerario, ni siquiera hay una predisposición a seguirlo. A las víctimas, en la inmensa mayoría de los casos, nunca las torturaron o las mataron porque eran buenas, y sus verdugos no las torturaron porque fuesen malos. Pensar eso sería un tanto ingenuo, y basta con tratarse con cualquier burocracia, incluso la de la Cruz Roja, para convencerse de ello.

Ahora bien, la maquinaria del Estado está hecha de la misma aglomeración de arena deleznable que aquello que muele, grano a grano. Existe porque todo el mundo está de acuerdo en que exista, y lo están incluso, con gran frecuencia, y hasta el último minuto, sus víctimas. Sin los Hóss, los Eichmann, los Goglidze, los Vychinski, pero también sin los guardagujas, los fabricantes de hormigón y los contables de los ministerios, un Stalin o un Hitler no son sino un odre henchido de odio y de terrores estériles. Ahora es ya un tópico decir que la inmensa mayoría de las personas que organizaron los procesos de exterminio no eran sádicos o seres anormales. Sádicos y trastornados los hubo, por supuesto, como en todas las guerras, y cometieron atrocidades indecibles, es la verdad. Es también verdad que las SS habrían podido intensificar los esfuerzos para controlar a esa gente, aunque hizo más de lo que suele creerse; y no está claro que pudiera, que se lo pregunten a los generales franceses, que estaban bien fastidiados en Argelia con aquellos oficiales suyos, alcohólicos, violadores y asesinos. Pero no es ése el problema. Trastornados los hay en todas partes y en todas las épocas. Nuestros tranquilos barrios periféricos rebosan de pedófilos y de psicópatas; nuestros albergues nocturnos, de megalómanos rabiosos; algunos se convierten en un problema, efectivamente; matan a dos, a tres, a diez, incluso a cincuenta personas, y, a continuación, ese mismo Estado que los utilizaría, sin un parpadeo, en una guerra, los aplasta como a mosquitos atiborrados de sangre. Esos hombres enfermos no tienen importancia. Pero los hombres corrientes que forman el Estado -sobre todo en tiempos de inestabilidad-, ésos son el auténtico peligro. El auténtico peligro para el hombre soy yo, y sois vosotros. Y si no estáis convencidos, para qué seguir leyendo. No entenderéis nada y os irritaréis sin provecho ni para vosotros ni para mí.

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Monday, July 27, 2009

Grippette



Hace unos días, La Nación publicaba la siguiente noticia:

Por otra parte, anoche, en una extensa reunión con el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, Manzur llevó a la Casa de Gobierno la discusión sobre la nueva modalidad informativa para comunicar el devenir de la epidemia. Según voceros de ese ministerio, Manzur evalúa la posibilidad de suprimir de la información oficial la cantidad de muertos y contagiados por gripe A, en sintonía con las demandas enunciadas por la OMS”

A partir de ese día, .el número de decesos dejó de aparecer en los medios escritos y los noticieros televisivos de Capital Federa. Una rápida visita a algunos diarios del interior revelaba al 25 de julio, 50 muertos en Córdoba (La Voz del Interior) y 71 en Rosario (LA Capital). Seguramente se han producido nuevos decesos en el Conurbano y en la Capital Federal, pero de acuerdo a la particular manera de sintonizar a la OMS del ministro de Salud no se conocen las cifras, o al menos no las he hallado. No sé si el error es del periodista o del ministro, pero la Organización Mundial de la Salud no recomienda a los Gobiernos qué información deben suministrar a la opinión pública de sus países. La OMS solicita el tipo de información que los Gobiernos deben suministrar al organismo internacional para las evaluaciones del desarrollo de la pandemia. Ha prescindido del número de infectados, porque es una cifra engañosa. Muchas infecciones evolucionan de forma muy leve y no se realizan los análisis específicos para detectar el tipo de virus, sobre todo en países subdesarrollados . Como la tasa de letalidad es el cociente entre el número de decesos atribuible al AH1N1 y el número de infectados, el cálculo de esta tasa está fuertemente sesgada y no sirve de mucho.

Ocultar información tiene algunas ventajas, como descomprimir las guardias de los hospitales –nadie va a concurrir a una guardia por un resfrío, por las dudas- pero también puede llevara a la ilusión de que la epidemia pasó y a prescindir de las medidas elementales de prevención. La subestimación del riesgo es una de las consecuencias más nefastas, sobre todo para los inmunodeprimidos, embarazadas, obesos, asmáticos y gente en muchas otras condiciones.

Por supuesto, los comerciantes estarán muy contentos con el ocultamiento de información y las oficinas recaudatorias, también. El mundo no se puede parar por una epidemia. Además, muchos facultativos opinan como un médico francés, el Prof. Débré: “cette grippette n'est pas dangereuse". Este médico es, además de catedrático, diputado de la UMP, el partido de Sarkozy,










Monday, July 20, 2009

La Era del Cerdo


La llamaron al principio gripe porcina. Todo empezó en La Gloria, estado de Veracruz, cerca de un frigorífico de Smithfields, especializado en producción de carne porcina, Un buen lugar para echarle la culpa a los cerdos. Estos ya se habían rebelado en 1918 contra la opresión humana, soltando una gripe que se llevó más vidas que la guerra que terminó ese mismo año. Hasta hace poco tiempo, el virus de esta peste estaba desaparecido, mejor dicho enterrado, en millones de fosas por todo el mundo. Pero un grupo de científicos tuvo la brillante idea de buscarlo en algún lugar donde el frío podría haberlo conservado. Lo encontraron en los pulmones de una víctima, enterrada bajo el hielo de Islandia, y obtuvieron su genoma. Es más que probable que, junto su homólogo de la viruela también desaparecido, esté esperando su utilización en algún botellón de un arsenal biológico.

El genoma del virus actual llama la atención. Tiene algunos genes de la gripe porcina y humana, pero extrañamente también algunos de la gripe aviar, que le dan aparentemente su alta contagiosidad y predilección por los pulmones. La gripe aviar tiene una tasa de letalidad del 60% y curiosamente, no se habían reportado casos de esa dolencia en México

El genoma de esta peste parece un coctel salido de la mano de un barman especializado. Tal vez por esta razón un científico australiano, que tuvo relación con investigaciones en genética viral, dijo que tenía todas las características de un virus cultivado en huevo. Es decir, cultivado en un laboratorio. Probablemente se le cayó un frasquito a alguien en Veracruz. “Accidentes” de este tipo ya han ocurrido Si la intención fuera disminuir la sobrepoblación humana habrían soltado algo bastante mas letal.

Es interesante señalar algunas diferencias en el tratamiento dado a la pandemia en México y nuestro país. Cuando las cosas se pusieron feas en México, se declaró un asueto de una semana, se cerraron boliches y los partidos de fútbol se realizaron a puertas cerradas. Con estas medidas lograron amesetar la tendencia de los contagios y luego reducirlos significativamente.

En nuestro país se apeló a la responsabilidad social y los tarados de siempre mandaron a sus hijos a Miami. Cuando volvieron de Disneylandia dejaron el tendal de contagiados.

Se demoró la declaración de emergencia sanitaria hasta después de las elecciones, lo que supuestamente motivó la renuncia de la ministra. Aunque si hubiesen declarado la emergencia antes y se suspendían las elecciones, la oposición habría recurrido a la OEA y las Naciones Unidas, armando un escándalo infernal.

Hace poco leí los resultados de una encuesta telefónica sobre la actitud de la gente frente a la posibilidad de contagio. Sin sorpresas, se demostró que el temor al contagio, y las medidas para evitarlo, estaban correlacionadas positivamente con el nivel de instrucción. Sin embargo, los esfuerzos oficiales para difundir los medidas elementales para evitar el contagio fueron mínimas. Se aconsejó el distanciamiento social y se dejó librada a la responsabilidad individual la asistencia a espectáculos masivos como el fútbol. El pan es escaso y cerrar el circo implicaba repercusiones impredictibles. Los dueños del circo son poderosos.

No se puede menos que pensar en las nubes de núcleos de Flugger volando cuando media cancha grita un gol o putea a un referí. La concentración popular que motivó la conquista de Estudiantes, en medio de una epidemia, es de antología. Sin embargo, aunque he escuchado con atención a algunos comentaristas de fútbol, jamás hicieron mención a la gripe. No es asunto de ellos preocuparse de la salud pública. Tampoco de los comentaristas de espectáculos, incitando a los padres a llevar a sus hijos a los teatros y pasando chivos vergonzantes.

Si bien al principio de la epidemia los medios difundieron ampliamente las noticias, ahora, pese a los 150 muertos reconocidos, la consigna parece ser “de eso no se habla” o mas bien “hablemos lo menos posible”. Porque si se atemoriza a la gente y no sale a gastar en shoppings, cenas o espectáculos perdemos todos: menor actividad económica, menos avisos, menos recaudación fiscal, etc. Esto parece haber inclinado a los facistoides de la Ciudad a no adherir al modesto y tardío asueto sanitario de la Nación. Y además porque somos autónomos. ¿Viste?

Tampoco hubo mucha coherencia entre los virólogos locales. Barbijo sí, barbijo no; Tamiflu temprano si, Tamiflu temprano puede acelerar desarrollo de resistencia al antiviral. Si el virólogo dependía de Macri por lo general opinaba distinto del especialista de Nación. Así, parece que al principio de la epidemia local, para que un enfermo obtuviera el antiviral debía presentar análisis del Malbrán (3 días con suerte), certificado médico y declaración jurada ante escribano. Asi parece que murió mucha gente y la OPS tiene algunas sospechas sobre esto. Y así obtenemos un honroso segundo puesto mundial en mortalidad por el H1N1, detrás de los EEUU.

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Monday, November 03, 2008

Obama

Los sondeos dan una ventaja de alrededor de 7 puntos a Obama sobre el candidato republicano en las elecciones. Que esta ventaja se concrete en las urnas es otro cantar. La secreta esperanza de los republicanos amigos de Bush es que prime la fuerte tradición racista de los WASP en el momento del voto.
La victoria de Obama en las primarias sobre Hillary Clinton (paloma con garras de halcón), la baja popularidad de Bush en el final de su mandato y la ventaja de los demócratas en los sondeos parecen dar algún indicio de que el pueblo de USA quiere cerrar la puerta del infierno abierta en el 2001. Pero los demonios ya han salido y hacerlos volver a su lugar es una tarea titánica, aún cuando Obama se lo proponga seriamente. Además, los presidentes demócratas no son necesariamente garantía de paz y justicia: John Kennedy dio el ok a la invasión de Cuba en Bahía de Cochinos e hizo rociar con dioxina a Vietnam. Bill Clinton impuso un bloqueo a Irak que, se estima, causó la muerte de cerca de medio millón de niños, víctimas de inanición y enfermedades infecciosas causadas por el bombardeo de plantas potabilizadoras. Su secretaria de Estado Madeleine Albrigth opinó, en “60 minutos”, que estaba de acuerdo con el costo del bloqueo. Ahora Madeleine apoya a Obama y es su asesora en seguridad nacional.
En ciertas cuestiones, las diferencias entre demócratas y republicanos son sutiles variaciones de matices.
Pero si Obama llega a la presidencia e intenta algún cambio inconveniente, puede ser el blanco de la bala mágica de algún asesino solitario, como Kennedy, o morir de un ataque cardíaco al poco tiempo de asumir como Juan Pablo I. Quienes realmente manejan el poder en el Norte son tolerantes, pero no demasiado.
Lo que puede ocurrir a partir de mañana y hasta que asuma el nuevo presidente preocupa a alguna gente. Jonathan Freedland, ex corresponsal del Guardian en USA, publicó un artículo muy interesante. Dice que a partir de mañana se entra en una zona penumbrosa, “ en ese extraño agujero negro en el tiempo y el espacio político, que ocurre una vez cada cuatro años”, ya que habrá dos presidentes en los EE. UU., uno electo y otro en el poder, desde el 5 de novienbre hasta el 20 de enero. En ese lapso, Bush podrá ejercer el poder de la forma más libre posible, y puede hace lo que quiera, ya que no volverá a estar frente a lo votantes nuevamente, ni puede dañar las perspectivas del candidato republicano. Este temor ha recrudecido frente a la incursión de fuerzas de USA en territorio sirio hace unos días, en lo que puede considerarse técnicamente un acto de guerra.

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Sunday, October 26, 2008

Imputables


Uno de los engendros políticos de Menem ha propuesto debatir la baja de la edad de imputabilidad penal, que ahora es de 16 años, “a 12 o 14 años”.
Esa ha sido la reacción a la desmedida cobertura mediática de la violenta irrupción en un domicilio de una banda, aparentemente con algunos menores, que terminó con el homicidio del dueño de casa y las heridas graves de un hijo. Supongo que la cobertura y la reacción del gobernador obedecieron al hecho de que la casa violentada queda en San Isidro y el muerto es un ingeniero, porque cuando revientan a una vieja jubilada en Berazategui o Moreno el homicidio ni siquiera merece un flash en los canales más paquetes y el gobernador no se da por enterado. Dicho crudamente, si la víctima es del segmento ABC1 es más importante para los medios que si pertenece al D, porque hay que conservar los avisos del ABC1. Además, siempre es mejor mostrar en pantalla un chalet que una casa vieja y descascarada, y a esa gente le gusta que la filmen, habla bien y se explaya sobre otras cosas además del delito. Y para el gobierno es importante que el ABC1 esté calmado, porque aunque sabe que no lo ha votado, es gente muy barullera, que le gusta que la filmen, que habla bien, y se explaya sobre otras cosas además del delito.
Es lógico pensar que a un niño que atenta contra la integridad física de otro ser humano con un arma, aunque no lo mate, no se le puede mandar de vuelta con sus padres, porque es harto probable que vuelva a repetir la experiencia, poniendo en peligro su propia vida y la de sus semejantes. Tampoco se lo puede mandar a Las Tumbas, ni a un lugar como “Felices los Niños” en su época de oro. Son lugares peligrosos e indignos de la condición humana. El Estado tiene que crear nuevas instituciones que reparen el daño que han causado las políticas que ha implementado en los últimos veinte años, en particular en los primeros quince. Porque los niños que delinquen son víctimas y no delincuentes. Son chicos nacidos cuando entramos en el “primer mundo”, en los ’90, conducidos por la mano invisible del mercado, y miles de trabajadores perdieron su trabajo y cayeron en la miseria. Luego han padecido los gobiernos de la Alianza, de Duhalde y de Kirchner. Si bien el último ha bajado el desempleo a la mitad, y por consiguiente la pobreza se redujo, hay una franja de la población que se ha beneficiado poco y nada con el aumento del empleo. Tal vez el beneficio que han recibido ha sido el obtener más cartones y comida en las bolsas de basura. Son los pobres crónicos, engrosados con las víctimas del las políticas de Menem y De La Rúa. Viven en villas de emergencia o hacinados en hoteles, casas tomadas o departamentos en áreas marginales, con vecinos que a veces son hampones de mala muerte. Porque los delincuentes de guante blanco o no tan blanco residen en countries, como es público.
Es probable que muchos de esos chicos que se quiere penalizar hayan acompañado a sus padres o sus tíos a revolver las bolsas de desechos cuando tenían ocho o nueve años. Son hijos de la crisis de los ´90, no salieron de ella, y pronto se van a ver inmersos en otra.

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Saturday, October 04, 2008

Crisis


“Déjennos ganar todo lo que podamos y si nos va mal, ayúdennos”. Para muchos, este parece ser el núcleo de la relación entre el Estado y el mercado desde el punto de vista de los “neocons”. Llegó el momento y el congreso de USA finalmente aprobó la socialización de las pérdidas de Wall Street.
Cómo se logró la aprobación y el fundamento de algunos que se opusieron lo explica Dean Baker (co-director of the Centre for Economic and Policy Research) en un artículo aparecido en el Guardian y que traduzco en parte (sin autorización):

Una crisis diseñada en la Oficina Oval

“Un pánico financiero provocado por el Presidente Bush fue diseñado para precipitar la aprobación del Congreso del salvavidas para Wall Street.
Esta es la primera vez en la historia de los Estados Unidos que el presidente ha buscado provocar un pánico financiero para obtener la aprobación de un proyecto elevado al Congreso. Mientras esto ha probado ser una exitosa estrategia política – el Congreso finalmente aprobó el salvavidas – marca otro punto bajo en la política americana.
Fue increíblemente irresponsable para George Bush decir al pueblo americano (el 25/9) en la televisión nacional que el país podría estar frente a otra Gran Depresión. Por el contrario, cuando estábamos realmente en la Gran Depresión, el Presidente Roosevelt dijo: “No tenemos que temer sino al propio miedo”.
Es aún más irresponsable que el presidente Bush haya aprovechado la caída del mercado de valores de cinco días más tarde como prueba de que su rescate era necesario para la economía. El Presidente Bush debe entender, como todos los economistas, que las oscilaciones diarias en el mercado de valores son impulsados por la psicología de masas y no tienen casi nada que ver con la fortaleza de la economía.
Las tácticas de miedo del Presidente Bush, Henry Paulson, el secretario del Tesoro, y Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, crearon el pánico suficiente, de modo que en el momento de la primera votación sobre el paquete de emergencia en el Congreso, gran parte de la opinión pública cree que la derrota del salvavidas tendría graves consecuencias para la economía. Millones de personas han cambiado su comportamiento a causa de ese temor, sacando dinero de los bancos y...”
Dan Barker es autor de un paper titulado “The Conservative Nanny State: How the Wealthy Use the Government to Stay Rich and Get Richer”. Mientras leía el paper de Barker recordé el artículo de Juan Gelman en Pagina 12 “Entonces, como fue?” del día 2/10, y llegué a la conclusión de lo más sano era pensar que cualquier similitud es una simple coincidencia.

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Wednesday, October 01, 2008

Puntos de vista


“Main Street, el hombre de la calle, se ha vengado de Wall Street, símbolo de esas instituciones financieras que pesan tan gravosamente sobre la vida de los americanos. El rechazo del plan de salvataje del sector financiero... es la consecuencia de la cólera acumulada por muchos ciudadanos contra los banqueros irresponsables, indignados por su búsqueda desenfrenada del beneficio e invocando mientras tanto el riesgo que ellos han hecho correr a la economía para exigir la ayuda del poder público.”
Así comienza el editorial de Le Monde, un diario de derecha, el 30/9. Lo que no dice es por qué votaron en contra republicanos y demócratas. Los primeros, algunos por doctrina y los otros porque el plan de salvataje concedía algunos beneficios al hombre común, es decir, también por doctrina. Los demócratas, porque se concedían pocos beneficios a “Main Street”.
Los que votaron por sí lo hicieron porque eran conscientes de que el moribundo necesitaba oxígeno a cualquier precio si querían que viviera un tiempo más.
De todos maneras, Le Monde da oportunidad de expresarse a otras opiniones. La siguiente es una traducción (no autorizada) de parte del artículo Moralisation ou cynisme?, par Pierre Khalfa.
“Un reciente estudio de la Comisión Europea indica que la proporción de los salarios en el valor agregado de las empresas se redujo en promedio alrededor de doce puntos en un cuarto de siglo en la Unión Europea. En Francia, por ejemplo, los dividendos pagados a los accionistas en 2007 representaron el 12,4% de la nómina de pago contra 4,4% en 1982. En 2006, EE.UU., el 1% recibe el 23% de la renta nacional frente al 10% en 1982.
El estancamiento o incluso en algunos países la disminución del poder adquisitivo de los trabajadores, plantea un problema importante para el funcionamiento del sistema en su conjunto. En efecto, si para cada patrón el salario es un costo que debe bajar, es en el capitalismo en su totalidad un elemento indispensable para garantizar la solvencia de la demanda. Esta contradicción, señalada hace algún tiempo por Marx y Keynes, es más fuerte en tanto los asalariados constituyen la inmensa mayoría de la población.. Esta ha sido resuelta para algunos años por la fuga hacia delante en el endeudamiento de los hogares. Menos sueldo y más y más deudas, ha sido el credo del capitalismo neoliberal. En los Estados Unidos, esta lógica ha afectado no sólo los bienes inmuebles, sino también los gastos corrientes de los hogares, en mayor proporción los más pobres. Gracias a un marketing a menudo en los límites del fraude y unas técnicas financieras "innovadoras" (la bursatilización, la realimentación permanente del crédito, etc.), las instituciones financieras han llevado hasta al máximo los límites posibles de endeudamiento. La crisis comenzó cuando las familias más vulnerables no han podido pagar sus préstamos y se extendió como un reguero de pólvora, los cortafuegos para aislar el incendio habían sido sistemáticamente destruidos por la desregulación financiera.”

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