Tuesday, May 13, 2008

El Cerco

La cobertura de los medios televisivos y radiales del conflicto con los productores agropecuarios fue dura y sesgada, en particular durante el mes de bloqueo de las rutas. Durante esa etapa del conflicto, movileros y comunicadores se referían al bloqueo como el “paro agropecuario”, o el “lockout agropecuario”.
Sin embargo, mientras se hablaba del “paro”, las imágenes mostraban largas hileras de camiones y otros vehículos detenidos en las rutas, y de fondo a veces aparecían las máquinas trabajando los campos. Los términos “piquetes” y “obstrucción” o “bloqueo” no aparecieron nunca en los labios de movileros y comunicadores. Los movileros, que se despachan largo y tendido cuando hay un piquete urbano, lanzando imprecaciones, y consultando a los automovilistas detenidos, solo le dieron imagen y micrófonos a los piqueteros rurales. Parecían todos inoculados con un meme muy virulento. En particular, un movilero que cubría la “Jacquerie” de Gualegaychú, mezcla de poeta frustrado y pastor de la iglesia electrónica, jamás le alcanzó un micrófono a los camioneros, amontonados durante días, para preguntarles, por ejemplo, si salían de noche a divertirse o si les pagaban el salario por estar parados. Si aparecía por equivocación una rastra enorme en medio de la ruta, la imagen duraba nanosegundos.
La actitud de los “comunicadores sociales” fue similar. Ellos tienen siempre a mano un constitucionalista o un abogado especialista para preguntarles perogrulladas; sin embargo, no se les ocurrió llamarlos para ilustrar a la audiencia si el impedir el tránsito de bienes y personas por las rutas nacionales, y desabastecer los centros urbanos era un delito más o menos grave. Tampoco le hicieron esta pregunta a los cabecillas rurales, invitados permanentes de sus audiciones. De la justicia, ni hablar. Los señores jueces y fiscales, que actúan de oficio y con todo el rigor de la ley si se enteran que un famélico afanó una gallina, no se enteraron de la comisión de un delito continuo bajo sus narices. La oposición, por supuesto, contenta. El Ing. Macri, tan celoso del uso del espacio público que hace poco hizo apalear al amanecer a unos pobres cartoneros estacionados en un playón de Barrancas de Belgrano, no dijo absolutamente nada de la ocupación de las rutas. Seguramente la considera una estrategia de mercado.
El corte de rutas rompió la rutina de los pueblitos del interior. Por fin algo más que la vuelta del perro, el escolaso y....La posibilidad de salir aunque fugazmente en una pantalla mantuvo en vilo a muchos. Y también en algunos pueblos muchos se sintieron frustrados cuando los medios no aparecieron.
El Gobierno dio una sensación de impotencia y frustración para manejar el problema. Pero es el resultante de numerosos desaciertos en la implementación de decisiones, algunas buenas, como la que dio origen al conflicto.
Se pudo tener un atisbo de lo que podría ser una megalópolis aislada, y de lo lejos que están sus habitantes de los bienes de subsistencia básicos. Daba la sensación de que si el cerco duraba unos días más, se tenía que pensar en un puente aéreo o en romper el bloqueo por la fuerza.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home