Thursday, September 14, 2006

Carpetas


La aparición de una vieja carpeta, con una fotografía de frente y perfil, ha armado un ruido terrible en la farándula política. Se ha hablado de códigos rotos, palabras que huelen a tratos mafiosos. También de fascismo y cosas terribles por el estilo. En lo que fue un típico ejercicio del poder, se ha sacado de circulación o debilitado a un adversario que molestaba con una carpeta vieja y flaquita, y no se puso en peligro la vida de nadie. La carpeta que apareció es de un tipo que solicitó y obtuvo un puesto en la SIDE, en plena dictadura militar, permaneció en ese organismo tres o cuatro años, y luego ha sido coherente con su elección laboral, integrándose al sector del peronismo, diría el más cavernario. Cabe decir en su descargo que era un analista, no un informante, ni un operativo. No marcaba gente, ni contaba que opinaba, ni qué leía, ni con quien se acostaba la gente. Bueno, es cierto que pedir entrar en la SIDE en plena dictadura militar revela un desconocimiento total de lo que estaba pasando, o una total indiferencia, o una aceptación de que eso era lo correcto y necesario. Porque si necesitaba unos mangos, con la recomendación de Harguindegui en ese momento, era posible entrar en cualquier lado. En el servicio meteorológico o en el antirrábico. Pero elegir la SIDE... Ojalá aparezcan muchas carpetas más. Todas las carpetas, no sólo las de aquellos que están en la vereda de enfrente del gobierno.
En los EE.UU. también desde el poder deschavaron a un agente de inteligencia. Pero era encubierto y activo, con consecuencias potencialmente muy peligrosas para mucha gente. Fue una venganza contra un diplomático que criticó la política de Bush con respecto a Iraq, antes de la invasión. El diplomático es Joseph Wilson (53), y el agente encubierto su mujer, Valerie Plame (40), reclutada por la CIA a los 22, y que pasaba por experta en energía, empleada en una firma consultora, también de la CIA. La dama es experta en armas de destrucción masiva (WMD) e hizo numerosos viajes al exterior para la CIA con la cobertura mencionada. Wilson fue enviado en 2002 a Nigeria, para investigar rumores de que Sadam Hussein estaba comprando uranio en ese país. El resultado fue negativo, pero no obstante Bush hizo referencia, en su discurso sobre el estado de la Unión de enero de 2003, a compras de uranio de Iraq en Africa. En mayo de 2003, el New York Times publicó un artículo en el cual, sin nombrarlo, hacía referencia a las conclusiones de Wilson y criticaba el discurso de Bush. Las consecuencias fueron catastróficas para los Wilson: un asistente del entorno de Cheney deslizó en el oído de un periodista el verdadero trabajo de Valerie, que por supuesto lo perdió. Supongo que la gente que se contactó con Valerie en muchos países durmió intranquila durante un tiempo largo. A los monos de la CIA el deschave de los políticos los ha enfurecido. Ahora los Wilson está haciendo un juicio a un ex asistente de Cheney.

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