Tuesday, March 21, 2006

Espías

Ha habido alguna inquietud en estos días sobre unas capetas armadas por la Marina, en el Sur. Contenían datos y recortes sobre el Presidente, la Ministro de Defensa, y ciudadanos del Chubut. La verdad, no veo nada que pueda realmente alarmar a nadie. Seguramente, se trata de material didáctico, trabajos prácticos para que los marinos aprendan los rudimentos del oficio, algo así como el kindergarten de la Inteligencia.. Carpetas, con recortes de diarios, parecen un anacronismo. Como si la fragata Sarmiento fuera la nave insignia de la Flota de Mar.
La otra razón para no alarmarse es que el espiar a los ciudadanos es la norma en este mundo globalizado, no vaya a ser que los mercados sean tomados por sorpresa. Veamos. En Estados Unidos, el Presidente ha reconocido que ha espiado, intervenido teléfonos, mails, etc, de quién ha querido a partir del 11/09, y de que lo sigue haciendo, amparado por la “Patriotic Act”, aprobada por el Congreso. Lo mismo ocurre en Inglaterra. Si alguien da un paseo por Londres, le pueden decir que ha hecho minuto a minuto, gracias a las cámaras de video. Más aún, si por cualquier razón, el individuo tiene un comportamiento algo atípico, por ejemplo en el subte o una estación, cierto software lo detecta inmediatamente y da la alarma. Entonces, puede aparecer un grupo de monos y llenarle la cabeza de balas al pobre tipo, por las dudas. Ya le pasó eso a un ciudadano brasileño, que además tenía la piel más oscura que la media londinense y podía parecer norafricano. En Francia, el Ministro del Interior, Sarkozy, ha propuesto armar dossier (carpeta) a partir de los tres años de edad. Hay que pescarlos desde chiquitos, dice. Accesos de cólera, hiperactividad, destrucción de bienes, no respeto de las consignas, a esa edad ya son síntomas graves, según el Inserm (Institut National de la Santé et la Recherche Médicale). Esta propuesta ha armado un despelote sensacional, pero como decía Pasteur, más vale prevenir que curar.
Por otra parte, los gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra y Francia (entre otros) no se limitan a espiar a sus nacionales, sino también al resto del mundo. Estados Unidos, Inglaterra, Australia y Nueva Zelandia comparten una gigantesca red de escucha global, Echelon, que analiza cuanta llamada telefónica, mail, y radio sale al aire, en todo el mundo. Ciertas palabras, en cualquier idioma, ciertas voces, llaman instantáneamente la atención y son objeto de investigación adicional. En la tecnogía del espionaje, además de todos los scanners y parafernalia para ver y escuchar al prójimo, existe lo que se llama Identificación por Radio Frecuencia (RFID en inglés), pequeños artefactos del tamaño de un grano de arroz, o de una estampilla, que pueden disimularse fácilmente en la ropa o en los objetos. Sirven, bajo la piel, para encontrar e identificar a una mascota perdida. En un auto, para pasar por una estación de peaje sin parar. Por ahora sirven para espiar los hábitos de consumo para las corporaciones, y está reemplazando al código de barras, pero cada envase del mismo producto tiene un código único. Las malas lenguas dicen que en un futuro no muy lejano todas las personas estarán obligadas a insertarse el chip, con todos sus datos, que podrán ser leídos por quien tenga el scanner, aún a distancia. Como se ve, lo del sur no es para preocupar a nadie.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home