Sunday, July 23, 2006

El Lobby

Los EEUU se se han opuesto en el Consejo de Seguridad al alto el fuego en el Líbano, quieren que la matanza se prolonge una o dos semanas más. Los gobiernos contemplan con fastidio, sin hacer nada, lo que está pasando allí y muchos solo temen que suba el petróleo siga escalando. Así contemplaron, hace 70 años, el ascenso del fascismo en España, con la ayuda del Duce y el Führer. Así les fue: los nazis repitieron en Coventry lo que habían hecho en Guernica, y los franceses se tuvieron que tragar que el ejército alemán desfilara por los Champs Elyseés y les colgara la Svástika en la Tour Eiffel. Como en aquellos tiempos, también aquí hubo manifestaciones a favor y en contra del fascismo y conocidos peticionantes de leyes y manos duras apoyaron calurosamente el bombardeo y desarraigo de población civil, quizá pensando que seria bueno hacer algo así con nuestros palestinos del conurbano. Si para Bush está bien, para ellos también. En realidad, a los EEUU, desde 1947 en adelante, siempre les ha parecido bien lo que hace Israel con los palestinos y sus vecinos árabes. Condescendencia con las víctimas del Holocausto, al principio, luego aliados en la guerra fría, socios en la explotación del petróleo y la tierra ajena, ahora? Hace poco, dos profesores, de las Universidades de Chicago y Harvard (John J. Mearsheimer, Stephen M. Walt) publicaron el paper “The Israel Lobby and U.S. Foreign Policy” en el que se investiga la incidencia del lobby en las decisiones de política exterior de los EEUU. Por supuesto, instantáneamente les cayó el sambenito de costumbre, y la Universidad se hizo a un costado. Ellos lo previeron en el documento:”No discussion of how the Lobby operates would be complete without examining one of its most powerful weapons: the charge of anti-Semitism. Anyone who criticizes Israeli actions or says that proIsrael groups have significant influence over U.S. Middle East policy -an influence that AIPAC celebrates- stands a good chance of getting labeled an anti-Semite.” Parece que es la primera vez que en el nivel académico estadounidense se animan a tocar el tema y eso ha generado polémica. La izquierda ilustrada, con Noam Chomsky a la cabeza, ha expresado su discrepancia con las conclusiones. De todas maneras, parece auspicioso que los académicos más cercanos a las ciencias sociales comiencen a preguntarse qué está pasando, allá en el norte.

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