Wednesday, August 23, 2006

El Líbano

La resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, disponiendo el cese del fuego y el envío de una fuerza multinacional al Líbano llegó cuando Israel había llevado a cabo gran parte del trabajo sucio: destrozar la infraestructura básica del Líbano. Como si esto no bastara, al bombardear una planta térmica generadora de electricidad, el combustible se volcó al mar, contaminando y aruinando sus playas por un tiempo largo. La perversidad del bombardeo hace pensar a muchos que no sólo molestaba Hezbollah, sino también el crecimiento económico del Líbano. Un competidor menos, de paso. Amnesty International ha considerado que el bombardeo de blancos civiles en el Líbano es un crimen de guerra. En cuanto a la ofensiva terrestre, los israelíes descubrieron que era “no picnic”, como dijo algún inglés de la guerra de Malvinas. Su impotencia para desalojar a los guerrilleros de sus trincheras hizo que emplearan bombas de racimo (made in usa), tanto en áreas rurales como urbanas. Estos racimos se desgranan en pequeñas bombas que cubren un área muy amplia. Y no todas explotan. Pensando mal y pronto (la guerra es la guerra!) parecería que están fabricadas así ex profeso. Lo que sí hacen es explotar luego al menor contacto. Con este problema se han encontrado los libaneses al volver a lo que quedaba de sus hogares y, por supuesto, las primeras víctimas han sido niños. Detrás quedaron la masacre de Qhana, el bombardeo impune de población civil, el ataque a objetivos no militares. Feo, realmente, a esta altura de la historia. Después de la mala prensa que tuvieron los Stukas, algunos ilusos creían que no volvería a ocurrir. Pero pasó en Corea, Vietnam, en Iraq y ahora en el Líbano. Y es posible que vuelva a ocurrir en Irán.
La negativa de nuestro país a integrar la fuerza internacional originó la protesta de la derecha: “el aislamiento internacional”. Leía el martes, en un diario que se ocupa del sector financiero, un artículo de un ex vice canciller (un tipo bien informado, cuando estaba en funciones). Consideraba que la decisión era correcta, pero no le gustaba la forma. Es un problema de los diplomáticos, eso de la forma. Pueden merendarse un escuerzo, si es presentado en la forma agradable y correcta. Decía además que paises como Francia estaban mandando miles de hombres al Líbano. Debe lamentar mucho no tener más los cables de Cancillería, porque no es así. Francia rehusó el mando de la fuerza internacional, y hasta ahora solo envió algo así como 300 hombres. Italia se haría cargo, pero pone condiciones. Los alemanes se hacen los sotas, porque no saben que pasaría si un israelí escucha un ¡Achtung!. Lo que pasa es que la resolución de la UN, aparte de tardía, es una excrecencia viscosa. Los franceses quieren tener claro la cadena de mandos y saber cuando pueden apretar el gatillo.

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