Friday, May 19, 2006

Intrusión

Hace unos días, un periodista del diario de la corneta se quejó amargamente de que una correspondencia “off de record” con un juez, que lleva una causa de drogas, había aparecido en el expediente ofrecida por los abogados de la defensa. La intención, parece, era causar el alejamiento del Juez de esa causa. Al poco tiempo, creo que en la edición del domingo, el diario saca un artículo sobre los servicios de “seguridad” que ofrecen algunas agencias integradas o manejadas por ex miembros de la CIA, NSA, Mosad, y otros organismos del lado oscuro de cualquier gobierno. Podría decirse que es una devolución de gentilezas. Y eso de “ex” habría que ver si es cierto.
Seguridad es un término muy amplio, que va desde la protección antisecuestro y antichantage hasta la provisión de información de cualquier persona, física o virtual. Existen muchas otras cosas que pueden hacerse en este rubro, con gente que no necesariamente necesita saber para qué su cliente solicita el servicio, ni cuestionarse con problemas éticos. Los muchachos son tipos pragmáticos, que seguramente han hecho muchas cosas en sus trabajos anteriores, las más suaves el manejo y la captación de agentes e informantes mediante el soborno, el chantaje o la explotación de debilidades. En estos tiempos, ya poco o nada se hace por convicciones profundas.
Según parece, el sistema hackeado es el del diario. Esto aumenta la probabilidad de un servicio privado, porque si fuese oficial no habría ningún interés en demostrar que tienen acceso al sistema, sino más bien en explotarlo todo el tiempo posible, suponiendo cierta racionalidad en los services, cosa bastante aventurada. Salvo que los muchachos que juegan de locales hubiesen querido desalentar filtraciones de funcionarios y jueces: “Vieron? Nos enteramos de todo”.
Además, llama la atención el hecho de que a gente que maneja y analiza información le pasen estas cosas. Supongo que además de las necesidades de los services, nacionales o no, debe haber mucha gente preocupada por sus asuntos de la cosa nostra, que tienen intereses que cuidar y que necesitan estar bien informados. En algunos países más desarrollados, los periodistas y muchas organizaciones cifran sus correos, proveyendo una clave pública para el cifrado (128 bits) de los mensajes, pero que no sirve para el descifrado. La clave para el descifrado la posee solamente el destinatario. Este sistema es bastante duro de romper; se necesita una computadora muy potente (es decir una compañía grande) y mucho tiempo. No he visto hasta ahora que alguien en la Argentina ofrezca una clave pública para el cifrado de su correspondencia electrónica. Candidez o subdesarrollo tecnológico?

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