Sunday, October 26, 2008

Imputables


Uno de los engendros políticos de Menem ha propuesto debatir la baja de la edad de imputabilidad penal, que ahora es de 16 años, “a 12 o 14 años”.
Esa ha sido la reacción a la desmedida cobertura mediática de la violenta irrupción en un domicilio de una banda, aparentemente con algunos menores, que terminó con el homicidio del dueño de casa y las heridas graves de un hijo. Supongo que la cobertura y la reacción del gobernador obedecieron al hecho de que la casa violentada queda en San Isidro y el muerto es un ingeniero, porque cuando revientan a una vieja jubilada en Berazategui o Moreno el homicidio ni siquiera merece un flash en los canales más paquetes y el gobernador no se da por enterado. Dicho crudamente, si la víctima es del segmento ABC1 es más importante para los medios que si pertenece al D, porque hay que conservar los avisos del ABC1. Además, siempre es mejor mostrar en pantalla un chalet que una casa vieja y descascarada, y a esa gente le gusta que la filmen, habla bien y se explaya sobre otras cosas además del delito. Y para el gobierno es importante que el ABC1 esté calmado, porque aunque sabe que no lo ha votado, es gente muy barullera, que le gusta que la filmen, que habla bien, y se explaya sobre otras cosas además del delito.
Es lógico pensar que a un niño que atenta contra la integridad física de otro ser humano con un arma, aunque no lo mate, no se le puede mandar de vuelta con sus padres, porque es harto probable que vuelva a repetir la experiencia, poniendo en peligro su propia vida y la de sus semejantes. Tampoco se lo puede mandar a Las Tumbas, ni a un lugar como “Felices los Niños” en su época de oro. Son lugares peligrosos e indignos de la condición humana. El Estado tiene que crear nuevas instituciones que reparen el daño que han causado las políticas que ha implementado en los últimos veinte años, en particular en los primeros quince. Porque los niños que delinquen son víctimas y no delincuentes. Son chicos nacidos cuando entramos en el “primer mundo”, en los ’90, conducidos por la mano invisible del mercado, y miles de trabajadores perdieron su trabajo y cayeron en la miseria. Luego han padecido los gobiernos de la Alianza, de Duhalde y de Kirchner. Si bien el último ha bajado el desempleo a la mitad, y por consiguiente la pobreza se redujo, hay una franja de la población que se ha beneficiado poco y nada con el aumento del empleo. Tal vez el beneficio que han recibido ha sido el obtener más cartones y comida en las bolsas de basura. Son los pobres crónicos, engrosados con las víctimas del las políticas de Menem y De La Rúa. Viven en villas de emergencia o hacinados en hoteles, casas tomadas o departamentos en áreas marginales, con vecinos que a veces son hampones de mala muerte. Porque los delincuentes de guante blanco o no tan blanco residen en countries, como es público.
Es probable que muchos de esos chicos que se quiere penalizar hayan acompañado a sus padres o sus tíos a revolver las bolsas de desechos cuando tenían ocho o nueve años. Son hijos de la crisis de los ´90, no salieron de ella, y pronto se van a ver inmersos en otra.

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Saturday, October 04, 2008

Crisis


“Déjennos ganar todo lo que podamos y si nos va mal, ayúdennos”. Para muchos, este parece ser el núcleo de la relación entre el Estado y el mercado desde el punto de vista de los “neocons”. Llegó el momento y el congreso de USA finalmente aprobó la socialización de las pérdidas de Wall Street.
Cómo se logró la aprobación y el fundamento de algunos que se opusieron lo explica Dean Baker (co-director of the Centre for Economic and Policy Research) en un artículo aparecido en el Guardian y que traduzco en parte (sin autorización):

Una crisis diseñada en la Oficina Oval

“Un pánico financiero provocado por el Presidente Bush fue diseñado para precipitar la aprobación del Congreso del salvavidas para Wall Street.
Esta es la primera vez en la historia de los Estados Unidos que el presidente ha buscado provocar un pánico financiero para obtener la aprobación de un proyecto elevado al Congreso. Mientras esto ha probado ser una exitosa estrategia política – el Congreso finalmente aprobó el salvavidas – marca otro punto bajo en la política americana.
Fue increíblemente irresponsable para George Bush decir al pueblo americano (el 25/9) en la televisión nacional que el país podría estar frente a otra Gran Depresión. Por el contrario, cuando estábamos realmente en la Gran Depresión, el Presidente Roosevelt dijo: “No tenemos que temer sino al propio miedo”.
Es aún más irresponsable que el presidente Bush haya aprovechado la caída del mercado de valores de cinco días más tarde como prueba de que su rescate era necesario para la economía. El Presidente Bush debe entender, como todos los economistas, que las oscilaciones diarias en el mercado de valores son impulsados por la psicología de masas y no tienen casi nada que ver con la fortaleza de la economía.
Las tácticas de miedo del Presidente Bush, Henry Paulson, el secretario del Tesoro, y Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, crearon el pánico suficiente, de modo que en el momento de la primera votación sobre el paquete de emergencia en el Congreso, gran parte de la opinión pública cree que la derrota del salvavidas tendría graves consecuencias para la economía. Millones de personas han cambiado su comportamiento a causa de ese temor, sacando dinero de los bancos y...”
Dan Barker es autor de un paper titulado “The Conservative Nanny State: How the Wealthy Use the Government to Stay Rich and Get Richer”. Mientras leía el paper de Barker recordé el artículo de Juan Gelman en Pagina 12 “Entonces, como fue?” del día 2/10, y llegué a la conclusión de lo más sano era pensar que cualquier similitud es una simple coincidencia.

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Wednesday, October 01, 2008

Puntos de vista


“Main Street, el hombre de la calle, se ha vengado de Wall Street, símbolo de esas instituciones financieras que pesan tan gravosamente sobre la vida de los americanos. El rechazo del plan de salvataje del sector financiero... es la consecuencia de la cólera acumulada por muchos ciudadanos contra los banqueros irresponsables, indignados por su búsqueda desenfrenada del beneficio e invocando mientras tanto el riesgo que ellos han hecho correr a la economía para exigir la ayuda del poder público.”
Así comienza el editorial de Le Monde, un diario de derecha, el 30/9. Lo que no dice es por qué votaron en contra republicanos y demócratas. Los primeros, algunos por doctrina y los otros porque el plan de salvataje concedía algunos beneficios al hombre común, es decir, también por doctrina. Los demócratas, porque se concedían pocos beneficios a “Main Street”.
Los que votaron por sí lo hicieron porque eran conscientes de que el moribundo necesitaba oxígeno a cualquier precio si querían que viviera un tiempo más.
De todos maneras, Le Monde da oportunidad de expresarse a otras opiniones. La siguiente es una traducción (no autorizada) de parte del artículo Moralisation ou cynisme?, par Pierre Khalfa.
“Un reciente estudio de la Comisión Europea indica que la proporción de los salarios en el valor agregado de las empresas se redujo en promedio alrededor de doce puntos en un cuarto de siglo en la Unión Europea. En Francia, por ejemplo, los dividendos pagados a los accionistas en 2007 representaron el 12,4% de la nómina de pago contra 4,4% en 1982. En 2006, EE.UU., el 1% recibe el 23% de la renta nacional frente al 10% en 1982.
El estancamiento o incluso en algunos países la disminución del poder adquisitivo de los trabajadores, plantea un problema importante para el funcionamiento del sistema en su conjunto. En efecto, si para cada patrón el salario es un costo que debe bajar, es en el capitalismo en su totalidad un elemento indispensable para garantizar la solvencia de la demanda. Esta contradicción, señalada hace algún tiempo por Marx y Keynes, es más fuerte en tanto los asalariados constituyen la inmensa mayoría de la población.. Esta ha sido resuelta para algunos años por la fuga hacia delante en el endeudamiento de los hogares. Menos sueldo y más y más deudas, ha sido el credo del capitalismo neoliberal. En los Estados Unidos, esta lógica ha afectado no sólo los bienes inmuebles, sino también los gastos corrientes de los hogares, en mayor proporción los más pobres. Gracias a un marketing a menudo en los límites del fraude y unas técnicas financieras "innovadoras" (la bursatilización, la realimentación permanente del crédito, etc.), las instituciones financieras han llevado hasta al máximo los límites posibles de endeudamiento. La crisis comenzó cuando las familias más vulnerables no han podido pagar sus préstamos y se extendió como un reguero de pólvora, los cortafuegos para aislar el incendio habían sido sistemáticamente destruidos por la desregulación financiera.”

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